Querido papá, seguro que esta carta tiene algunas faltas, porque sigo confundiendo la ese con la ce y de los acentos nunca me acuerdo, pero sé como se escribe fútbol … asi que me vas a entender…
Quiero que sepas que me gusta
que me acompañes todos los domingos a los partidos y que me lleves a los
entrenamientos, que sepas que te siento cerca portodas esas cosas que haces por
mi. Quiero que sepas que te quiero mucho… Pero también quiero que sepas
que hay cosas que no hago, porque no se hacerlas, no porque no quiera. Porque
soy un niño, papá. Por eso me equivoco. Porque soy un niño.
¿Sabes papá? No te enojes,
pero…
No me gusta que me grites
desde la grada del campo. Me da vergüenza que me digas
lo que tengo que hacer delante de mis compañeros. No me gusta que mi entrenador
escuche tus gritos, él ya me dijo lo que tengo que hacer en el partido.
Tampoco me gusta que le grites
al árbitro, él no me hizo nada… y si me hubiera hecho algo… no lo insultes en
mi nombre, porque yo no lo insultaría. Quiero que todos mis
compañeros jueguen, incluso los que saben menos que yo. No me gusta que te enfades
cuando me sacan para que entre otro. Los que entran son mis amigos.
Esto es un juego papá, quiero
divertirme. ¿De verdad tú sabias hacer todo
lo que me pides que yo haga? ¿De verdad tú le pegabas con
las dos piernas? ¿De verdad eras tan buen
jugador como me cuentas? Yo sé que nunca me mentiste,
así que quiero que recuerdes esas mañanas de domingo, cuando eras niño y
trates de ponerte en mi lugar.
Yo se que me amas como a
nadie, pero a veces tanto cariño lastima, papá.
Yo no quise fallar el gol. Yo
quise marcarlo… pero no supe. ¿Te acuerdas quien es Miguel?
Mi amigo que hace natación. Me contó que los padres no le
gritan cuando nadan porque él no puede escuchar abajo del agua. Y me contó
también que lo que dice el árbitro no se discute, que nadie le dice a un árbitro que
le esta robando, y me contó que aplauden mucho al que llega el último, y que
nadie se puede mover del agua hasta que no llega el último nadador.
Y Guillermo –que juega a Rugby-
me contó que cuando terminan el segundo tiempo empieza el tercer tiempo y se
juntan los dos equipos, cantan y festejan. Dice que en el primer y segundo tiempo
se preparan para ser jugadores de rugby y en el “tercer tiempo” para ser
“hombres de rugby” y Ricardo que juega al baloncesto dice que…
No, yo no quiero cambiar de
deporte, quiero jugar al fútbol, porque el fútbol es el mejor deporte que existe,
papá.
Pero quiero tener el derecho
de no ser campeón, el derecho de no tener que salvar a mi familia con un pase con
el exterior, el derecho a que no me llamen mariquita si no devuelvo una patada, el
derecho a no ser una futura estrella de televisión, el derecho a que no le digan al
compañero mujercita porque llora en el partido. Todavía somos niños, papá.
Quiero que recuerdes que nunca
me preguntaste que deporte quería practicar… es más ni si quiera me
preguntaste si quería practicar algún deporte. Me regalaste una pelota y una
camiseta cuando apenas sabia caminar y diste por entendido que me gustaba el fútbol…
está bien, no te preocupes, claro que me gusta el fútbol, no fallaste
papá, es el mejor deporte de todos.
Pero quiero que sepas que hay
mañanas que no tengo ganas de levantarme, que a veces estoy cansado, que no me
han enseñado a hacer todo lo que saben hacer los grandes, no han tenido tiempo
de enseñármelo. Quiero que sepas que no soy un
hombre chiquito, soy un niño jugando a un juego de niños.
Y sobre todas las cosas…
quiero seguir jugando al fútbol y que estés siempre a mi lado para llevarme a los
campos, hasta el día en que empiece a llevarte yo. Porque a pesar de todo lo que
te conté en la carta, el fútbol y tú, sois dos de las mejores cosas que me han
pasado.