Hemos
estado repasando las distintas situaciones que se dan en un ambiente deportivo
pero quizá podemos hacer ahora un análisis de los tipos de padres que se pueden
apreciar en los campos de fútbol en todo el mundo. Es una oportunidad para que
si te ves identificado con alguno de ellos, puedas cambiar tu actitud para
ayudar a tu hijo en su formación deportiva y humana.
Padres desinteresados.
Son
aquellos que no muestran mucho interés por la práctica deportiva de sus hijos.
No valoran lo mucho que puede enriquecer a su hijo una actividad de este tipo y
no colaboran lo suficiente. Si pueden, hacen que el niño se desplace con unos
amigos que también van al fútbol. No saben ni quién es su entrenador, ni conoce
a los compañeros de su hijo. Les da igual que haga fútbol, violín y maracas. Lo
que pretenden es tenerlo ocupado en su tiempo libre y quizá, de esta forma,
tener tiempo para uno mismo.
No
vamos aquí a juzgarlos porque hay otras muchas circunstancias que hacen
imposible la asistencia a los entrenamientos y a los partidos de los hijos. Son
aquellos padres que trabajan en el horario de entrenamiento y como es una
empresa de servicios, los fines de semana es cuando intensifican más su
trabajo. También están las familias numerosas con muchos hijos y que deben repartir
los esfuerzos entre los más pequeños y dejar por libre a los mayores. Incluso
los hermanos mayores son los que acompañan a los pequeños a los campos. En
estos casos los padres son muy generosos y nada egoístas.
Padres excesivamente protectores.
Son
especialmente madres pero también hay padres. Están muy encima de su hijo
preocupados de que no le pase nada. Le prepara la ropa de entrenamiento en
lugar de responsabilizarle de sus cosas. En los partidos, acude corriendo
cuando se hace daño y utiliza siempre todo su ingenio para salvaguardar a su
hijo de cualquier situación desagradable. Convierten a sus hijos en deportistas
blandos, inmaduros y despistados.
Es
un tipo de padre bastante frecuente en los campos de fútbol y que hace mucho
daño al niño sin darse cuenta de las consecuencias que tiene su forma de
actuar. En el fondo todo eso lo hacen porque les quieren demostra lo mucho que
les quieren. Pero se equivocan porque hay que saber aguantar y verles sufrir un
poco porque eso les hace mucho bien, les forma el carácter y les hace más
fuertes para afrontar su propia vida. No podemos tener siempre al niño entre
algodones.
Padres entrenadores.
Son
padres empeñados en ayudar a su hijo transmitiendo toda su experiencia del
fútbol con el objetivo de llegar a ser un gran jugador. Se comportan como si
fueran entrenadores. Aprovechan todo momento para dar instrucciones a sus hijos
durante el partido o fuera de él. Incluso dan consejos a los otros jugadores
también. Muchos de estos consejos, como es natural, no coinciden con los que
reciben sus hijos por parte del entrenador y se produce un bloqueo importante
porque no sabe a quién de los dos debe hacer caso y el niño desea complacer a
los dos.
Es
bastante frecuente verlos hablar con los otros padres o directivos sobre temas
referentes a la organización y desarrollo del equipo en momentos que no son los
más adecuados y delante de jugadores del equipo donde juega su hijo. Esto hace
mucho daño al equipo y a los hijos.
Padres vociferantes tras el
banquillo.
Son
aquellos padres que permanecen durante todo el partido como si estuvieran en
las gradas de un estadio de Primera División como hinchas apasionados. Insultos
al árbitro cuando se equivoca, al equipo rival, e incluso al entrenador y
jugadores de su propio equipo.
En
ocasiones, el entrenador y directivos de la entidad han intentado persuadirles
de su comportamiento ya que dan una mala imagen del club al que representan,
pero no hacen mucho caso porque piensan que no hacen nada malo.
Este
tipo de padres es conveniente que desaparezcan de la entidad cuanto antes
porque hacen mucho daño. Hay dos formas de hacerlo, ganándotelo para tu bando,
es decir, convenciéndole de que se está equivocando con su actitud, o
apartándolo definitivamente si no está dispuesto a realizar ese cambio por su
hijo.
Es
importante dejar claro que los problemas que hay en un campo de fútbol son
problemas que vienen de los responsables de la entidad que no han sabido marcar
las pautas en su momento y ahora no hay quién controle la situación. Los padres
también son responsables porque son adultos y deben saber comportarse
adecuadamente en todo momento.
Padres excesivamente críticos.
Son
padres muy exigentes con sus hijos. Quieren que todo lo haga perfecto y sólo le
hace ver lo que hace mal y constantemente le va indicando cómo debe corregirlo.
Nunca le comenta lo que hace bien. Nunca está satisfecho de lo que hace su
hijo, siempre quiere más y le critica constantemente porque piensa que así
conseguirá hacer de él un gran jugador.
Es
de aquellos padres que piensan que su hijo es más de lo que realmente es o
puede ser y, sus exigencias le originan al hijo un fuerte estrés cada vez que juega
ya que no consigue alcanzar lo que su padre le pide. Estos fracasos deportivos
se convierten frecuentemente en fracasos personales. Son padres muy peligrosos
por el gran daño que producen a sus hijos.
Un
denominador común de estas cinco descripciones que hemos realizado sobre tipos
de padres es que ninguno lo hace con mala intención. Quieren lo mejor para su
hijo pero se equivocan en la forma. Sin darse cuenta, están contribuyendo a que
las condiciones que rodean la práctica deportiva del hijo no sean las más
adecuadas.
Si
en alguna ocasión crees que has podido comportarte como uno de estos padres que
hemos descrito, puedes recordar los consejos que hemos desarrollado aquí. Estás
a tiempo de cambiar de actitud. Piensa que tu hijo y el entorno te lo agradecerá
y seremos felices todos disfrutando de este bello deporte.
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